La inseguridad es la principal preocupación en Venezuela. Más de cien personas son asesinadas cada fin de semana, y hay un auge tanto de las ejecuciones sumarias por parte de los cuerpos de seguridad como de los linchamientos de delincuentes en los barrios populares de esta capital.
Más de 80 por ciento de la población afirma que el principal problema del país -y también el suyo propio- es la inseguridad, según una encuesta de la consultora Datanálisis.
En ese sentido, el gobierno debe declarar una emergencia en materia de seguridad ciudadana, en atención al intolerable número de muertes durante los fines de semana y los informes sobre ejecuciones extrajudiciales por parte de los cuerpos de seguridad del Estado.
Entre las medidas que se deberían tomar, figura un desarme general, evidentemente hay un exceso de portes de armas, incluso en manos de gente acusada de crímenes, lo que muestra que en muchos niveles hay una asociación entre delincuentes y funcionarios.
Vale citar el cambio de actitud de la sociedad ante el delincuente, que antes lo veía incluso como "un Robin Hood que ayudaba a gente de la comunidad para que no se le señalara", mientras ahora se produce "el linchamiento de los 'malandros' en los barrios".
Así mismo, es alarmante el porcentaje (90%) de las muertes que son producto de peleas entre bandas, por el control de una zona para la distribución de droga, parte importante de los factores que inciden en el incremento de la delincuencia, otros factores son la impunidad y el odio social.
La indiferencia, ante las historias que se pierden tras este oscuro dato, contagia por igual a ciudadanos y autoridades. El jefe de Estado dedica largas horas de su programa Aló, Presidente al imperialismo y al socialismo del siglo XXI, mientras los titulares semanales de muerte, secuestros y sangre quedan en el aire, es así como poco a poco la sociedad, con el paso de los años, se ha ido acostumbrando a leer sobre el tema de la violencia y la inseguridad.
Esta costumbre, parece haber contagiado también a quienes deberían ofrecer soluciones. Durante los últimos años el terrible tema de la inseguridad ha sido relegado por el Ejecutivo. Las cifras de delitos se incrementaron vertiginosamente, cada año que pasa las cifras de muertes violentas son mayores que los años anteriores, para este año la proyección no es alentadora.
Las escasas ocasiones en las que el primer mandatario ha rozado el tema, es para referirse a los asesinatos de líderes campesinos socialistas, por parte de supuestos terratenientes.
Anteriormente, ciudades como Bogotá y Medellín eran emblemáticos en cuanto al tema de la violencia, pero poco a poco esa realidad se trasladó a Venezuela y hoy día, Caracas es la segunda ciudad más peligrosa de Latinoamérica.
Finalmente, si el gobierno no decide tomarse en serio el flagelo de la delincuencia que poco va minando la vida de nuestros muchachos, abuelos, esposos, hermanos, hijos y amigos; desmembrando familias. Si no legisla contundentemente sobre el tema. Si no permite que los poderes en ejercicio de su autonomía se ocupen de las funciones para las que fueron seleccionados; ante la sensación de inseguridad, desamparo y desconocimiento como seres humanos, terminaremos los venezolanos matando antes que nos maten. Aunque al final descubramos que el contrario nunca tuvo la intención de hacernos daño. Proteger nuestras vidas y la de los seres queridos es la prioridad.
Más de 80 por ciento de la población afirma que el principal problema del país -y también el suyo propio- es la inseguridad, según una encuesta de la consultora Datanálisis.
En ese sentido, el gobierno debe declarar una emergencia en materia de seguridad ciudadana, en atención al intolerable número de muertes durante los fines de semana y los informes sobre ejecuciones extrajudiciales por parte de los cuerpos de seguridad del Estado.
Entre las medidas que se deberían tomar, figura un desarme general, evidentemente hay un exceso de portes de armas, incluso en manos de gente acusada de crímenes, lo que muestra que en muchos niveles hay una asociación entre delincuentes y funcionarios.
Vale citar el cambio de actitud de la sociedad ante el delincuente, que antes lo veía incluso como "un Robin Hood que ayudaba a gente de la comunidad para que no se le señalara", mientras ahora se produce "el linchamiento de los 'malandros' en los barrios".
Así mismo, es alarmante el porcentaje (90%) de las muertes que son producto de peleas entre bandas, por el control de una zona para la distribución de droga, parte importante de los factores que inciden en el incremento de la delincuencia, otros factores son la impunidad y el odio social.
La indiferencia, ante las historias que se pierden tras este oscuro dato, contagia por igual a ciudadanos y autoridades. El jefe de Estado dedica largas horas de su programa Aló, Presidente al imperialismo y al socialismo del siglo XXI, mientras los titulares semanales de muerte, secuestros y sangre quedan en el aire, es así como poco a poco la sociedad, con el paso de los años, se ha ido acostumbrando a leer sobre el tema de la violencia y la inseguridad.
Esta costumbre, parece haber contagiado también a quienes deberían ofrecer soluciones. Durante los últimos años el terrible tema de la inseguridad ha sido relegado por el Ejecutivo. Las cifras de delitos se incrementaron vertiginosamente, cada año que pasa las cifras de muertes violentas son mayores que los años anteriores, para este año la proyección no es alentadora.
Las escasas ocasiones en las que el primer mandatario ha rozado el tema, es para referirse a los asesinatos de líderes campesinos socialistas, por parte de supuestos terratenientes.
Anteriormente, ciudades como Bogotá y Medellín eran emblemáticos en cuanto al tema de la violencia, pero poco a poco esa realidad se trasladó a Venezuela y hoy día, Caracas es la segunda ciudad más peligrosa de Latinoamérica.
Finalmente, si el gobierno no decide tomarse en serio el flagelo de la delincuencia que poco va minando la vida de nuestros muchachos, abuelos, esposos, hermanos, hijos y amigos; desmembrando familias. Si no legisla contundentemente sobre el tema. Si no permite que los poderes en ejercicio de su autonomía se ocupen de las funciones para las que fueron seleccionados; ante la sensación de inseguridad, desamparo y desconocimiento como seres humanos, terminaremos los venezolanos matando antes que nos maten. Aunque al final descubramos que el contrario nunca tuvo la intención de hacernos daño. Proteger nuestras vidas y la de los seres queridos es la prioridad.
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